Habrá quien se sorprenda al leer eso, pero sí; me declaro antitaurina:
Odio a los taurinos. No soporto a aquellos que se quieren hacer de oro a costa de la ilusión y el esfuerzo de otros.
Detesto a los taurinos estafadores, mangantes y fuleros; que se están cargando esto con sus propias manos, y a aquellos que ven impasibles y sin abrir la boca el daño que están haciendo a la Fiesta que se supone que tanto quieren.
No lo soporto, hoy estoy igual de nublada que el día, no aguanto a los resentidos, a los ñoños apadrinados, a los que se creen dioses con la facultad de hacer y deshacer a sus anchas. No soporto a los taurinos. Ahora viene a mi mente una escena de Juncal, en la que Paco Rabal decía con desprecio a Manolo Zarzo, que hacía de hermano suyo, que no era un torero, que era un taurino.
Taurinos, no os puedo ni ver. Que quede claro, yo no soy taurina; soy taurómaca, serranista, morantista, urdialista, manzanarista y lo que haga falta, pero de taurina nada.
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