jueves, 27 de diciembre de 2012

Hasta siempre


Hoy digo adiós a siete años increíbles, siete años de soñar la radio y de tener la suerte de hacerla al lado de un gran profesional, de un compañero y sobre todo de un amigo: Pablo García Mancha. Si no hubiera sido por él mi andadura radiofónica posiblemente no hubiera comenzado nunca. Gracias Pablo.

Siento que mi casa echa el cerrojo, va a ser mi último rato de radio en el estudio, ese cuarto que me aislaba del mundo exterior una hora a la semana. Ahí quedan momentos increíbles como el anuncio de la vuelta de José Tomás, conversaciones con el Maestro Fundi, con El Juli, con César Rincón, con Esplá... El despegue a la gloria de Diego Urdiales, o las entrevistas a Sergio Aguilar, Sergio Serrano, Pablo Hermoso de Mendoza, André Viard...

Me despido del estudio en el que he reído hasta llorar y llorado hasta reír. He conocido a gente tan fantástica como buena profesional, Iñigo Jalón y Dani Castrillo, imposible olvidar los informativos de la tarde con María Gil de Gómez y su deje arnedano.

Al principio los viernes, después los jueves, ahí hemos estado semana tras semana al pie del cañón. Sólo descansábamos en Navidad, Semana Santa y alguna otra fiesta de guardar.
Hemos hecho radio, también hemos hecho no  amigos (no confundir con enemigos) y  tengo la suerte de poder decir que he hecho grandes amigos: Arse, Isidro, Luis, Gonzalo y mis alfareños. Gracias también a vosotros por aparecer en mi camino.

No soy periodista, la radio llegó a mi, o yo llegué a ella, cuando estudiaba diseño de moda, después vinieron el Protocolo y las Relaciones Institucionales, más tarde las Ciencias Políticas. Hubo una época en la que no acababa de encontrarme pero ella, la radio, mi casa, siempre estaba ahí. Semana tras semana me ha dejado ser compañía de muchos, yo pensaba que sólo nos escuchaban la familia de Pablo, la mía y algún amigo desperdigado, y resulta que ayer por la tarde no dejaron de llegar muestras de cariño y palabras de aliento, de amigos, de conocidos y de queridos desconocidos que han estado ahí detrás.

Tengo una pena horrible, un nudo en la garganta que espero que me deje vía libre de 19 a 20. Llevo tres meses de vacío, añoro la radio, el calor del estudio, los auriculares con los que parezco la Dama de Elche, el piloto rojo, ver a mi compañero Dani al otro lado del cristal... Echo de menos todo aquello, hoy es el último Sol y Sombra, no se sí es un adiós, o un hasta luego. Tal vez vuelva (espero que sí) o tal vez no, quiero hacer radio, me gusta la radio y en este tiempo de silencio que a partir de esta tarde se prolongará hasta no se sabe cuándo me he dado cuenta de que Isabel no es del todo Isabel si no hace radio.

De nada sirve compadecerse, se que tampoco sirve de mucho llorar (aunque llevo un rato) hay que continuar, no se cómo ni de que forma, pero quiero volver, tengo que volver, tenemos que volver a estar en las ondas, en podcast o como la tecnología mande.

Gracias Pablo, por mucho que escriba o diga nunca seré capaz de explicar lo que esta aventura ha significado para mi, siempre me has tenido en cuenta y en tu ausencia has depositado en mi toda tu confianza; espero haber estado a la altura.

Gracias a todos los compañeros. Gracias también a todos los que se han puesto al teléfono y a los que no, a quienes nos han acompañado en el estudio, a quienes se han acordado de sintonizarnos, a quienes hayan quitado la radio porque no les gustábamos.

Y por último, gracias a todas las personas que quiero por estar ahí en un momento tan feo como este. No digo nombres porque seguro que la lío y me dejo a alguien.

Lo dije en Twitter y lo repito, siempre pensé que la radio era algo grande, pero hasta ayer no fui consciente de cuanto. La radio siempre estará ahí.

¡Hasta luego! ¡Hasta siempre!

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