Ayer no fui capaz de ver este video, sólo pude ver las fotos y se me encongió el corazón. Hoy las noticias son alentadoras, el Dr. Vila y sus manos prodigiosas obraron lo que en un primer momento parecía un milagro.
Cada día que pasa admiro más a los toreros, no sólo por ponerse delante de un toro, a veces eso es lo de menos, si no por todo lo que ello conlleva, la preparación, la mentalización, la fortaleza, el afán de superación, el amor propio y la soledad que muchos viven y que les hace madurar a pasos agigantados.
Cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que los toros son una auténtica escuela de valores, una escuela de la vida; qué pena que haya muchos incapaces de entenderlo.
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