jueves, 26 de agosto de 2010

El puro de Padilla


La tarde de ayer en Bilbao fue una tarde de detallitos y detallazos, detallazos que llegan al ojo de cualquier humano, como la majestuosidad de Diego Urdiales en el segundo de la tarde. Pero también hubo detallitos, esos que las atrevidas y curiosas cámaras del Plus nos traen a nuestros hogares y que en ocasiones no todo el público de la plaza puede ver.


Un detallito, de muy mal gusto, fue el que vi ayer gracias a los del Plus, mientras diego Urdiales estaba jugándose la vida con el quinto de la tarde, un toro cuya única intención era enviar al diestro riojano a la cama, Juan José Padilla, el director de lidia, decidió encenderse un puro. No me sentó al el gesto del puro, lo que no me gustó fue el momento en el que decidió prenderlo. En ocasiones he alabado la buena labor de Padilla como director de lidia acompañando, por ejemplo al picador hasta la puerta al finalizar el tercio de varas, pero lo de ayer no me gustó, no me pareció de profesional.


Vale que haya épocas en las que el jerezano haga el paseíllo con el capote sin liar, estilo superman, vale que quiera llevar la montera como los toreros antiguos, vale que sus vestidos a veces resulten raros y extravagantes y vale que se quiera unir a la moda de fumarse un puro vestido de torero impuesta por Morante o por El Pana. Está bien, no voy a criticar eso, pero hay que saber elegir el momento, hay que saber cuándo se debe prestar atención a lo que pasa en el ruedo y no desviarla a si el mechero enciende o no. No digo con esto que sea mal compañero, porque desde casa vi cómo le daba la enhorabuena a Diego, cuando fue a recoger la montera después de que callera el toro al que le cortó la oreja. Pero critico que se relajara tanto como para pasar del resto de la corrida, un torero como lo es él, debería cuidar esos “detallitos.”

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