
Después de un viaje fantástico con parada técnica en Garray, gracias a la sapiencia de Luis Domínguez, y nuestra particular tertulia taurina, llegamos a la plaza más importante del mundo. Por mucho que la vea no deja de impresionarme, nos paseamos por sus aledaños, y por sus vacías galerías, disfrutamos de la maravillosa exposición de Anya Bartels-Suermondt.
Sin intención de pisar el albero, nos asomamos al patio de caballos con su suelo esponjoso, como el de los parques infantiles, un piso que te hace flotar y que imagino que en ciertos momentos te hará sentir en trance. Nos atrevimos a asomarnos al callejón, y allí me sentí la persona más pequeña del mundo, tuve una sensación que no soy capaz de describir, una mezcla de mariposas en la tripa y mareo, es impresionante la magnitud de Las Ventas, si estando vacía tuve esa sensación, no quiero imaginarme cómo será con la plaza hasta la bandera.
*La foto, impresionante la he encontrado en http://jesusandreslucas.blogspot.com/
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