sábado, 30 de octubre de 2010

Mi vida es como un capítulo de Los Simpson


Hoy hace una semana que viví en mi casa un capítulo de Los Simpson. En lugar de la tez amarilla destacaba el bronceado de mi tío frente a mi cara pálida. En lugar de la peste de los cigarros siempre humeantes de Paty y Selma, sufrí el tufo de Barón Dandy usado como colonia y como agua de peinado.

Quien lea esto dirá; ¿en qué se parece esto a Los Simpson?

Pues se parece, ahí voy. Viví el capítulo en el que Paty y Selma se presentan en casa de Homer y familia con el reportaje de su viaje a Egipto; eso lo viví, lo sufrí yo.

Sonó el timbre de mi casa, ahí estaban, Paty y Selma, digo... mis tíos con una bolsa llena de fotos, libros, dvds, turbantes, chilabas y todo tipo de souvenires de esos que los pones en un rincón escondido de casa con la disculpa de que lo haces para que no se rompa y realmente lo colocas en dicho lugar porque es un artilugio imposible que riñe con el buen gusto.

Ahí estuvimos mi abuela, Príncipe y yo, al amparo de la mesa camilla aguantando de forma estoica la carcajada, viendo fotos y fotos y fotos y más fotos; "esta es del equipaje," lo sé llevo gafas para ver mejor. "Esta otra es del barco, y esta de nuestra habitación del barco." ¿Habitación del barco? Puff, otro ataque de risa que me tocó aguantar, "y esta mira, un camello."

Lo mejor de todo vino con las fotos de las pirámides, me picó la curiosidad y prengunté si habían entrado en ellas, cómo eran etc. La contestación fue la siguiente,"no, las vimos por fuera y compramos postales para ver cómo eran por dentro."

Lo cosa no acabó ahí fue a peor, después de ver todas las fotos y soportar la anécdota de todas y cada una de ellas, llegó el desfile de moda Egipcia, las chilabas, los turbantes...todo, absolutamente todo lo que compraron se lo pusieron, "mira qué calidad, qué hilo, qué trabajo lleva esto y tirado de precio." O sea que en mi casa se preparó una showroom con moda traída del mismísimo valle del Nilo.

Ahí no terminó la cosa, siguió empeorando, cuando parecía que se iban a marchar, se dieron cuenta de que mi madre no estaba en casa, y decidieron dejarnos todas las fotos, los dvds, postales, libros etc para que los viera mi madre y los sufiéramos de nuevo mi abuela y yo. Ahora recibimos llamadas casi a diario para saber si hemos visto su viaje, sus fotos... Como decía un capítulo de Los Simpson y yo me sentía como Homer con sus cuñadas que no las soporta, deseando que acabara semejante situación, cruzando los dedos para que se marcharan y poder reirme a carcajada limpia, ¡vaya tela!

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