Esta mañana en el parque casi no había niños, y los que había iban cargados con sus mochilas y uniformados de pies a cabeza, con la cara algo lánguida ya que sus vacaciones se han terminado. Otros, sin embargo, iban super contentos contando a sus madres, padres y abuelas el reecuentro con sus compañeros, sus profes, su nueva clase.
Esta mañana me daba cierta envidia ver a los peques salir del cole con sus mochilas oliendo a nuevo y una larga lista de cosas que comprar esta misma tarde sin falta en la papelería, envidiaba esos días de colegio en lo que lo único que hacía era jugar, y echar carreras con mis compañeros para llegar la primera a la fila.
Me ha gustado pasear con mi perro por el parque y ver a las niñas con sus faldas de cuadros hasta el tobillo, compradas con idea de que dure también el curso que viene; y a los niños con sus pantalones grises, los cuales en su día me horrorizaban y hoy me parecen super graciosos. Me gusta ver cómo vuelve la rutina, el día a día para los demás, no para mi, pero sin embargo odio estos días que huelen a otoño, que hace falta chaqueta y que anochece temprano.
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