lunes, 30 de agosto de 2010

El chico que tiró un globo a unos antis y fue detenido

El pasado sábado hice mi debut en la plaza de toros de Colmenar Viejo, con la mente dividida entre lo que ocurría allí, en Colmenar, y la odisea que vivió Diego Urdiales en Bilbao, gracias a mi amigo Arse, que me dio cuenta de todo lo que acontecía y lo que no.

Como decía el pasado sábado fui a Colmenar a intentar disfrutar de una corrida de Charro de Llen, y digo intentar, porque esos toros estaban vacíos, la mitad eran mansos, y la otra mitad imposibles. Mientras me acercaba a la plaza de toros, escuchaba mucho bureo, y cuanto más me acercaba, más fuerte se hacía, eran veinte antitaurnos, y no digo la cantidad al azar, veinte antitaurinos escoltados por una treintena de guardias civiles, equipados con sus vestimentas antidisturbios, su casco, su defensa, etc.

Veinte antiaturinos veinte, protegidos por treinta agentes, de esos a los que pagamos los españoles con nuestros impuestos, de esos que en su himno, vitorean al orden y a la ley, de esos que unos admiran y otros no pueden ni ver; de esos que deben velar por la seguridad de TODOS los ciudadanos, de esos.

Frente a los antitaurinos, un nutrido grupo de jóvenes aficionados a los toros, plantándoles cara, que los antis nos llamaban asesinos e incultos, los taurinos les mandaban a estudiar, en fin un debate absurdo, pero como viene siendo habitual con graves insultos por parte de unos. Una mujer gritaba; “que se desnuden, que es su único argumento para protestar,” y los jóvenes taurinos de Colmenar coreaban la consigna de la señora. Entonces llegaron más guardias, había por todos los lados, en las taquillas, en la explanada donde se estaban manifestando, cerca de las puertas, allá por dónde mirase había una pareja de la benemérita.

Un joven, taurino, tomó una actitud un tanto gamberra y tiró un misil en forma de globo de agua a los antitaurinos; los guardias, porra en mano, fueron a por él como si de un etarra, se tratara, el muchacho se escondió tras unos setos, y la guardia civil trincó a otro, un joven al que le dieron lo suyo y acabó con su rostro ensangrentado.

Al finalizar el festejo, uno de los de verde, vio al muchacho del globo, un auténtico despliegue empezó a correr tras él, y en un parque cercano lo cogieron y esposaron, nada más y nada menos que por tirar un globo; ¡qué delito!

No doy crédito a lo que presencié el sábado; ¿quién nos defiende a nosotros, los taurinos, de semejantes agravios?

Me gustan los toros, no me considero una asesina, ni una paleta, ni una fascista, me considero una ciudadana más, a la que el otro día la guardia civil no defendió, no vi a ningún agente de este cuerpo de seguridad, protegiendo a los aficionados, ni siquiera diciéndoles a la veintena de antis que se callasen, de que dejaran de faltar el respeto. ¿Es admisible que a un muchacho al que le gustan los toros le aticen con una porra, es lógico que a otro que tiró un globo lo esposara? ¿es normal que sacaran la cara a los antis y a nosotros no? Así es este país.

6 comentarios:

  1. Esto algún día va a acabar muy mal. Lo vamos a ver en breve. Que pena!!

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  2. fue vergonzoso, la sensación que me dió fue de desamparo total. Acabará mal y a quién defenderan los garantes de la seguridad y el orden? y que conste que no tengo nada en contra de la Guardia Civil, todo lo contrario

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  3. vaya, pues esto habría que denunciarlo, porque si no se ponen las cosas claras desde el principio, se puede volver la situación para los taurinos insostenible

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  4. Cuál es la fórmula para que estemos cada uno en nuestro sitio?

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  5. la de manifestarse si quieren pero no permitir insultos. Ahí se empieza a traspasar la raya. Cuando vas a ver toros no haces nada ilegal. Tienes derecho y no se puede permitir que te insulten por ello.

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  6. la cuestión es: cuál es la fórmula para que estén LOS OTROS en su sitio. Cuando no queda espacio para la buena voluntad ni el entendimiento, es necesario poner un límite antes de que la situación sea incontrolable

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